La terapia de ondas de choque se utiliza para tratar la disfunción eréctil mediante ondas de choque, que envían ondas de choque de baja intensidad al pene. Estas ondas se dirigen a los cuerpos cavernosos, que son los tres tejidos eréctiles, y a los músculos del suelo pélvico. El tratamiento tiene como objetivo reparar y estimular los vasos sanguíneos, mejorando el flujo sanguíneo al pene. Este proceso ayuda a mejorar la función eréctil sin causar dolor ni lesiones, lo que permite a los pacientes reanudar sus actividades normales inmediatamente después del tratamiento. Se recomienda que los pacientes se sometan a la terapia de ondas de choque 1 o 2 veces por semana durante un período continuo de 12 semanas o 3 meses. Este tratamiento constante ayuda a mejorar la calidad eréctil, ya sea que el paciente tenga una disfunción eréctil leve o esté lidiando con otras afecciones de salud como diabetes o enfermedad cardíaca. Incluso aquellos que usan medicamentos para ayudar con las erecciones pueden beneficiarse de este tratamiento. Los estudios han demostrado que el 70% de los pacientes informaron satisfacción desde la primera sesión de tratamiento y, después de 3 o 4 sesiones, los pacientes experimentaron una mejora significativa en la función eréctil. La mayoría de los pacientes pudieron tener relaciones sexuales normales después de 5 sesiones de tratamiento. Los efectos de la terapia de ondas de choque para la disfunción eréctil pueden durar hasta 6 semanas, aunque esta duración puede variar entre individuos.