El arte en sentido amplio siempre ha estado cerca de mí, por eso hace muchos años dividí mis intereses entre la arquitectura y la medicina. Finalmente elegí la medicina como mi camino de vida, pero la belleza y la armonía que se conocen de la arquitectura me acompañan a la hora de realizar tratamientos en el área de la medicina estética. Gracias a ello, en la corrección de la belleza me guío por la moderación y una visión holística de las proporciones. Creo que "No hay mujeres feas, solo mujeres que no saben que son bonitas" (Vivien Leigh). Y estas son las mujeres a las que quiero ayudar en mi práctica médica.