Xia encontró su santuario en el yoga en Edimburgo, Shanghái, Londres y los Emiratos Árabes Unidos antes de establecerse en el tranquilo Distrito de los Lagos. Veinte años después de iniciar su viaje en el yoga, motivado por una clase de Ashtanga en Shanghái, descubrió la verdadera esencia del yoga durante una formación intensiva de profesores en Mysore, India. El yoga se convirtió en su brújula para descubrir el potencial, la libertad y la plenitud interior. Xia organiza cada sesión (ya sea Vinyasa Flow, Hatha, Ashtanga, Restaurativa o Yin) y adapta las secuencias a las energías y los niveles de habilidad de los asistentes. Su creencia es simple: cualquiera puede practicar yoga siempre que respire. Fomenta un espacio de apoyo y cuidado, con el objetivo de guiar a los demás hacia el autodescubrimiento, la positividad y el crecimiento.