La operación comienza con la introducción de anestesia al paciente, que puede ser general, local o espinal (solo para la parte inferior del cuerpo). Después de arreglar la extremidad, el cirujano aplica un torniquete especial (torniquete) para que no entre sangre en la articulación. Esto garantiza una buena visibilidad durante la operación.
Todas las manipulaciones quirúrgicas se realizan mediante punciones en la piel con un diámetro de unos 5-7 mm. Se insertan un artroscopio (un tipo de endoscopio) y tubos metálicos en la articulación para suministrar y drenar líquido. El artroscopio incorpora una pequeña cámara de vídeo que transmite la imagen a una gran pantalla a color. Gracias a esto, el cirujano puede ver en detalle la estructura de la articulación.
Después del examen, todas las lesiones o patologías detectadas se corrigen inmediatamente con la ayuda de instrumentos quirúrgicos, que también se insertan mediante punciones.
Una vez finalizada la operación, la articulación se trata con una preparación especial que contribuye a una rápida recuperación. Se aplican pequeñas suturas a los pinchazos y se aplican vendajes de presión en el área operada.